DE AYER A HOY: SAMUEL RIGAL

Por Bronny

Si te digo que pienses en el jazz, casi con seguridad te vienen a la mente las grandes figuras que conformaron la visión que tenemos sobre este estilo de música: Billy Holiday, Louis Amstrong o su esposa Lil Hardin etc. (de la que ya hablamos en el primer artículo) Magia de un pasado que se vistió de ritmo para inspirar y crear puentes, el jazz y sus derivaciones, como el swing, hicieron que el talento en el baile tuviese una bella óptica más allá de los bailes tradicionales (eminentemente eurocéntricos) como ya explicamos en otros artículos. A finales de los años 20 en Harlem empezó a conocerse un estilo de baile llamado Lindy Hop, una danza que ha pasado por varias etapas, algunas muy buenas…otras no tanto.

Un baile que se inició en el seno de la comunidad afroamericana, en un contexto en el que la segregación racial era la moda constitucional. Pero una danza que también empezaron bailando las personas blancas, dándole éstos visibilidad, peso y protagonismo y, evidenciando aquello de ‘Unos cardan la lana, y otros se llevan la fama’ -teniendo en cuenta la posición legal subordinada en la que se encontraban lxs negrxs-. A día de hoy, el Lindy Hop que se baila tiene diferencias al de antes, ya no solo por la evolución natural sino porque se desarrollaron dos vertientes:

El Lindy Hop más acrobático, que fue el que se inició en la comunidad afroamericana y se denominó ‘LINDY HOP SAVOY’ frente al ‘LINDY HOP HOLLYWOOD’ que fue el que se desarrolló en la Costa Oeste a raíz de que el famoso bailarín Dean Collins llevase sus conocimientos desde Harlem. 

Pues bien, hoy conectamos Harlem con un bailarín afrocubano residente en Sevilla, cuyo conocimiento pone de manifiesto cuánto peso tiene el jazz en el modo de concebir la música y el baile hasta nuestros días.

Samuel Rigal nació en La Habana, Cuba, en 1982. Pese a no venir de una familia de artistas, siempre mostró interés por la música y el baile.

“Los sonidos prohibidos”-que es como él llama a la música estadounidense que no podían oír- se vestían de danzas…también prohibidas. “Daba igual que el jazz fuese desarrollado por personas negras y, lo que ineludiblemente supone este hecho: Personas que no son consideradxs seres humanos de pleno derecho por ley, desarrollando la cuna artística de la música y danza contemporánea. Daba igual que su situación los pusiese bajo la disidencia moral en Estados Unidos y, que de algún modo pudiera producirse un nexo entre el manto de la Revolución Cubana y la situación de lxs negrxs en Estados Unidos. Daba igual, eran artes prohibidas. Además, allá en Cuba, no tuve oportunidad de desarrollar conciencia Afro. Ahora, con más distancia sé que también viví racismo de pequeño, solo que no me daba cuenta. Mi pelo era considerado feo por ser rizado, y por supuesto yo no era tan bonito como mis compañeros de juego blancos, la herencia colonial y el racismo de Batista siempre se notó.”

A medida que iba cumpliendo años, nos cuenta Samuel, iba teniendo más interés por el arte.

“Recuerdo que mis tíos consiguieron un tocadiscos soviético de seis bandas. Siempre que podía intentaba sintonizar las emisoras del Sur de Estados Unidos donde ponían música afroamericana: soul, blues, jazz,funk… me fascinaba. En ese tocadiscos escuché por primera vez al grupo Pink Floyd en el disco “The Wall”. Fue increíble la variedad de sonidos que descubrí.”

Samuel empezó en la danza a los 15 años y pese a también bailar salsa, tango y claqué tuvo claro desde el primer momento en que el jazz entró en su alma que quería dedicarse a bailar su ritmo y respirar libertad para siempre. Estudió Ingeniería de Caminos y antes de emigrar a España estuvo trabajando tres años en una editorial. Samuel dedicaba muchas horas no solo a la danza sino también a documentarse sobre la rica historia del jazz.

Fue a los 27 años cuando llegó a España, compró un teléfono móvil (nunca antes había tenido uno) y se prometió vivir de su arte. Tres años después, fundó la escuela de baile  “Sevilla Swing Dance” y, más tarde, se convirtió en organizador del “Sevilla Swing Festival” mientras se fue conociendo su nombre en el aún estrecho panorama nacional.


¿Crees que el sonido que constituye al swing puede ser atrayente para los jóvenes de hoy día?

-.El swing entra en los jóvenes en forma de “vintage”. Películas como “La La Land” han ayudado a que las nuevas generaciones conozcan estos bailes. El electro-swing también acerca el sonido del swing a los jóvenes. Es un baile y sonido en ascenso.

Nos cuentas que todo tipo de arte  con una mínima relación con EE.UU, allá en Cuba, estaba prohibido. ¿En el caso del jazz permeaba más?

-. Los años 70 del siglo pasado fueron oscuros para casi todo lo que tenía que ver con la cultura estadounidense. El swing era casi desconocido para los cubanos…aunque existía un grupo que lo bailaba y me integré en ellos para aprender “la vida del swing

Cuando vemos a bailarines de Lindy Hop de los años dorados del swing, parece que los movimientos eran más exagerados, rápidos y acrobáticos. ¿Por qué a día de hoy impera más un estilo más pausado?

-. Primero, casi todo el swing que está grabado en esos años, son espectáculos enmarcados en películas. Existía un swing social que se bailaba en fiestas y jams que era más tranquilo. Pero es cierto que el paso de los años hizo que la danza evolucionase en algo más técnico. Un swing más pausado hace que sea asequible para cualquier persona.

En la actualidad los bailes swing son más bailados por personas blancas que negras. ¿A qué crees que se debe? ¿Ejercer de profesor, teniendo afroconciencia y siendo conocedor del origen de este arte te hace sentir que tienes una responsabilidad?

-. El inicio de todo fue cuando el jazz se separó de la danza. Comenzó a tocarse un jazz más para músicos  o gente que sólo quería escucharlo. Los sonidos que derivan del jazz dieron origen a su vez a otros estilos de música y danza, desplazando así al  Lindy Hop, el cual  fue rescatado en los 80.Entonces en “la vieja y culta” Europa, comenzaron a interesarse más por el swing y sus bailes. Muchos de los mejores bailarines del mundo en estos momentos son europeos.Y si, siempre en clases indico que este baile es afroamericano en origen. Es importante esa raíz para entender muchos de los movimientos. Además, casi todos los bailes afrodescendientes tienen el bouncing. Sin bouncing no hay Lindy Hop.

¿Qué sientes al bailar?

-. ¡¡¡EL BAILE ES LA LIBERTAD!!!

¿La aceptación de este tipo de baile es cada vez mayor en España o cuesta despegar? ¿Cuál es el rango de edad de tus alumnos?

-. En España, este baile es cada vez es más popular, se ha puesto de moda. Muchxs jóvenes intelectuales se acercan a esta danza. Está en manos de profesores y músicos que esta danza no se quede en una “elite” que olvide el origen afro. El rango de edad de mis alumnos está entre 30 y 40 años, aunque tengo gente de más y menos edad también.

¿Has hecho de la danza tu vida?¿Crees que habiendo elegido otra profesión habrías tenido que luchar menos desde tu proceso migratorio hasta ahora?

-. La danza me ha ayudado a entender la sociedad española. A un afrodescendiente se le conjuga mejor si es artista, deportista... Para muchxs creo que soy parte de ese tópico. Por suerte el arte sana y ayuda a vivir mejor en estos tiempos de crisis. ¡Los artistas somos los doctores del alma!

Eres uno de los principales impulsores de Lindy Hop en el sur del país. ¿Sientes que el reconocimiento está ligado al éxito?

-. Pienso que sí, aunque no me condiciona. Me gusta tanto la docencia como actuar. Para mí, lo más importante ahora, es poder hacer las dos cosas.

¿Eres el artista que de niño soñaste ser?

-. De niño no sabía ni que existía el swing, más bien,  fui haciendo lo que me gustaba y, comencé a dedicarle energía y vida. De niño ni siquiera pensé en ser artista.

¿Hacia dónde camina el swing?

-. El swing camina a hacerse más popular. Hay muchos músicos interesándose por esta música y danza y, cada vez más personas queriendo bailarlas. El swing seguirá creciendo.

¿Tienes proyectos futuros?

-.Ahora mismo… que la danza sobreviva al COVID-19.