De aquellas minas, estas bombas

Patrice Lumumba Fuente (elretohistótico)

Patrice Lumumba

Fuente (elretohistótico)

Por: Bronny

El 6 de agosto el piloto Estadounidense Paul Tibbets, a bordo de un bombardero B-29 (al que llamó Enola Gay en honor a su madre), deja caer sobre la ciudad japonesa de Hiroshima a “Little Boy”, la primera bomba atómica de la Historia en periodo de guerra. Tres días después, Charles Sweeney hace lo propio con “Fat Man”, la segunda (y por ahora última) bomba en la ciudad de Nagasaki.

Mucho hemos leído acerca de estos dos eventos bélicos, pero poco sabemos sobre cómo EE.UU logró el objetivo, más allá de las brillantes mentes que trabajaron para que esto fuese una realidad. Pero antes conviene establecer un contexto para entender por qué el país norteamericano decide emprender tal empresa.

En 1933 el físico James Chadwick descubre el neutrón, una partícula de carga 0 que constituye el núcleo del átomo junto con el protón (de carga positiva). La física de origen judío Lise Meitner —tristemente poco mencionada y no tan reconocida como debiera—emprende, con su compañero de trabajo, Otto Hahn, una línea de investigación que tendría que mantener este con ayuda del también físico Fritz Strassman. ¿Motivo? Lise era judía, le retiraron su nacionalidad y le prohibieron investigar por considerarla inferior bajo el amparo de las Leyes de Nuremberg, (aprobadas por unanimidad el 15 de septiembre de 1935), y todo pese a ser uno de los cerebros más geniales de su época (y ahora sabemos que de la Historia). Tuvo que irse a Países Bajos y más tarde a Suecia. En 1938 Otto Hahn y Fritz Strassman, basándose en la línea de Lise, descubren que el uranio “bombardeado” con neutrones crea una nueva sustancia a la que llamarían bario. Fue Lise Meitner la que, a través de un artículo le puso nombre a aquel increíble descubrimiento. Se acababa de producir la primera fisión nuclear de la historia.

La cantidad de energía que se podría liberar en una hipotética bomba era inimaginable, los científicos lo sabían y los nazis también. Esto llega a oídos de Albert Einstein, quien envía una carta al 32º presidente de EE.UU, T. Roosevelt, advirtiéndole —muy seriamente— que este hallazgo podría ser el origen de un arma letal de un poder devastador como nunca antes se había conocido en la tierra. Roosevelt, tomándose muy en serio esta advertencia de Einstein y ante el temor de que se inicie una guerra mundial con una Alemania con potencial nuclear, autoriza la inversión de 2000 millones de dólares para lo que se denominó el “Proyecto Manhattan”, un proyecto de altísimo secreto con tentáculos repartidos por todo el mundo. Paralelamente, los nazis iniciaron el “Proyecto Uranio”.

A Lise Meitner, la científica de dónde venía gran parte de este descubrimiento, se le ofrece participar en el Proyecto Manhattan pero ella se niega en rotundo, pues no quiere utilizar su talento para construir una bomba. Liderando el proyecto se sitúan Robert Oppenheimer y el general Leslie Groves, a su cargo miles y miles de trabajadores harían realidad el desarrollo de la bomba atómica.

En 1940, la de momento imparable Alemania nazi invade Bélgica e incauta más de mil toneladas de uranio. Bélgica, que llevaba explotando y maltratando por décadas a la población del Congo, no le resultaba difícil extraer de su rico suelo todo tipo de riquezas, entre ellas el preciado uranio.

 La “Unión Minera del Alto Katanga” (creada en 1906) era la empresa encargada de hacerlo posible. En régimen de esclavitud los congoleños estaban obligados a contribuir con las exigencias de Bélgica, y no era la primera vez. Ya había ocurrido cuando las demandas del caucho eran altas y los belgas no dudaron en asesinar y mutilar a quien no cumpliera con el número de kilogramos exigidos al final de una jornada de cerca de 24 horas. Sólo con el capricho del caucho, más de 11 millones de congoleños murieron, y se dieron miles de abusos de todo tipo (como el secuestro de familiares si no cumplían con lo establecido) que conviene no olvidar. El maltrato tampoco cesó cuando el rico cobre de las minas del Congo servía para la munición de la Primera Guerra Mundial. 

En un contexto de alta inestabilidad como el que se dio en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la salud y bienestar de seres que no eran considerados humanos en plenitud no era tema de debate. EE.UU es atacada por Japón en la base aérea de Pearl Harbor en 1941, entra de lleno en la guerra, cosa que no le costó pues se estaba preparando para un potencial choque. La maquinaria estadounidense necesitaba de miles de toneladas de uranio y, a través del general Groves (se cree que  en 1944), contacta con el gobierno exiliado de Bélgica para establecer un intenso plan de extracción de alto secreto. Sabemos que al mes eran enviadas 400 toneladas de uranio procedentes del Congo, por vía marítima a través de Angola. 

 No sabemos el número de personas que trabajaban en Shinkolobwe, nombre de la mina donde extraían el uranio, entre otras materias primas. Se asume que fueron miles, como miles se supone que fueron los muertos por accidentes, enfermedades profesionales, asesinados, etc. EE.UU ocultó esta parte de la historia todo lo que pudo, no hay registros. De este modo pudo ocultar también las duras condiciones en las que trabajaban los congoleños por su causa. El objetivo era lograr desarrollar la bomba antes que los nazis, y, teniendo en cuenta que las personas negras en suelo estadounidense eran vejadas y humilladas a pie de calle bajo un paraguas constitucional, el nivel de opresión tan feroz que hicieron en Congo no les hizo echarse atrás.

 
Mina de Shinkolobwe (Congo) Fuente: Alchetron.com

Mina de Shinkolobwe (Congo)

Fuente: Alchetron.com

 

Pero, ¿por qué EE.UU. teniendo uranio en su suelo se va al Congo a engrosar su cifra de asesinados? A nivel geológico no se pueden igualar: los minerales extraídos de suelo estadounidense contenían el 1% de uranio, (esto quiere decir que tardarían años en conseguir el uranio suficiente para las primeras pruebas y posteriores bombas), mientras los de Congo contenían más del 70%.

DATO DE INTERÉS

(El tipo de uranio que se precisaba era el 235U. Este de forma natural presenta la capacidad de provocar una reacción en cadena en una fisión nuclear). Según expertos en geología, La mina de Shinkolobwe se formó hace 630 millones de años (en el precámbrico) y su pureza es única en el mundo.

Para cuando EE.UU logra hacer explotar la primera bomba atómica, el 16 de julio de 1945, en el seno de la Prueba Trinity en el sur de Nuevo México, el escenario de la Segunda Guerra Mundial ha cambiado considerablemente. Alemania se rendía incondicionalmente semanas antes, el 7 de mayo de 1945, de tal modo que su único frente abierto era contra Japón.

 Las víctimas de Hiroshima (cerca de 100.000 personas asesinadas en el momento de la explosión) y Nagasaki (cerca de 50.000 personas asesinadas en el momento de la explosión) se dejaron de contar a finales de 1945, y para aquel entonces ya sumaban 250.000 víctimas, y no se descarta que fuesen muchas más. Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial se tapó la mina de Shinkolobwe, también se ocultó la inmensa participación de personas afrodescendientes, no solo para la liberación de Francia de las manos nazis, o los Red Tails —el equipo de aviadores negros que ayudaron a vencer la Alemania de Hitler—, también omitieron la masacre sucedida en el Congo por la fiebre del uranio. 

En 1960, Congo se desprende de Bélgica, pero Bélgica y EE.UU. no quieren que Katanga, la ubicación donde se encuentran los yacimientos mineros, se integre en la República del Congo; el líder afro socialista y anticolonial Patrice Lumumba fue el primer dirigente del país. En un clima tenso en el que hacía años que la Unión Soviética había desarrollado armamento nuclear y, ante el miedo occidental de que la República del Congo se acercase a los soviéticos, EE.UU. orquesta, junto con Bélgica, un plan para asesinar a Lumumba y encarcelar a todos los que pretendan aspirar a vivir en libertad

Patrice Lumumba es asesinado en 1961 en el marco de un conflicto de intereses por el preciado suelo del Congo.

EE.UU. se sabía superior y con una doble moral procuró, y así lo hizo, generar gran influencia política en el mundo. El Plan Marshall es una clara muestra de ello. La estructura de impunidad que se consagró tras el final del conflicto bélico ha gozado de unos robustos cimientos que han permitido, no solo continuar generando beneficios millonarios, sino establecer una narrativa con la que se trabaja y a partir de la que se debe de contar la Historia, su historia. Afortunadamente en muchos casos hay documentación gráfica y pruebas que nos revelan los movimientos que hicieron en el pasado para vivir desde el imperialismo y hacer vivir al resto desde la exigencia y el desprecio.

 La empresa “Unión Minera del Alto Katanga” cambió de nombre a Umicore Sogem. En 2003, un informe de la ONU vincula esta  empresa, y a otras casi 100, con los conflictos armados perpetrados en el sur del Congo con motivo de la alta demanda del coltán (según indican la revista Africa CIDAF y el documental “Coltán Comercio Sangriento”) . Miles de personas van a trabajar cada día a las minas, niñxs incluidxs. Herencia de un ayer cargado de silencios por parte de los que ahora le quitan peso, una herencia en la que violencias de todo tipo se viven a diario. Al igual que ayer, los abusos sexuales a lxs niñxs forman parte de la extorsión, herramienta perfecta de los verdugos para obligar a estas personas a extraer los kilos de coltán que se pide por día. Personas que viven en absoluta desgracia para que los países occidentales, sin querer prestar atención, continúen con su estilo de vida basado en el abuso sobre el hemisferio sur. 

Llamados al desaliento antes de aprender a sonreír,

llamados al desaliento por vivir entre rejas que no ven pero sienten.

Caminan entre diamantes sin saber que ellos son la luz que el verdugo tapa.

Quizás algún día las huellas puedan ser leídas por el brillo de la libertad

(Poema del autor)

La paz, cautiva y cansada no entendía porque se la despreciaba. 

Había fuego, sangre y lágrimas que escribían en las páginas de esta infeliz esfera gris. 

La guerra secuestró a los seres humanos, los mismos que en la paz se hacían llamar hermanos...

(Poema del autor)

REFERENCIAS

-Documental. “Coltan comercio sangriento”.

-García, Vergniory M. (2015, marzo,4): “Lise meitner, la cientifica que descubrió la fisión nuclear”. En mujeresconciencia.com [portal]. Consultado en septiembre de 2022.

-Zoellner, T. (2015, julio, 23: “El congo, el silencio rodea la mina olvidada que alimentó las primeras bombas atómicas”. [Portal]. En Aljaazeera America. Consultado en septiembre de 2022.

-Millan, F. (2020, agosto, 11): “La mina congoleña que sirvió para destruir Hiroshima y Nagasaki”. [portal]. En Diari Ara. Consultado en septiembre de 2022

-Hochschild, A. (2007) “Extractos de los fantasmas del Rey Leopoldo”. España: Península