MÚSICA, mentiras y libertad

Miriam Makeba Fuente: Wikipedia

Miriam Makeba Fuente: Wikipedia

El arte crea mundos capaces de generar multiversos y lxs artistas caminantes son capaces de ver las huellas de quienes pisaron antes, quienes respiraron antes, quiénes crearon antes... Son los que dan forma a lo que vemos, escuchamos, sentimos...

Por Bronny

Miriam Makeba fue una de esas artistas a las que es necesario estudiar y de las que inspirarse es casi un deber. Antes de convertirse en una de las músicas más importantes de África, de las activistas más influyentes de su tiempo y, de una luchadora incansable, ella y su familia lidiaban como podían con una situación muy difícil impuesta por los colonos ingleses y por los afrikaner, grupo descendiente de los holandeses.

Nació en Johannesburgo, en la convulsa Sudáfrica un 4 de marzo de 1932. La economía familiar apenas se sostenía con el trabajo de Caswell, su padre y profesor de escuela. Su madre Kristine elaboraba y vendía cerveza, práctica extendida entre muchas mujeres sudafricanas. En aquel entonces los colonos ingleses prohibieron consumir cerveza a las personas negras con penas de cárcel. Kristine fue arrestada y encarcelada con su  hija quien solo tenía 18 días. Los primeros seis meses de vida, Miriam los pasó en prisión. No muchos años después, su padre fallece y es enviada a vivir con su abuela. Es entonces cuando entró en contacto directo con la música ya que su familia generaba un entorno de continua inspiración musical, pues eran muy aficionados a este arte.

En aquella época a principios de los 40, las restricciones a los nativos negro africanos aunque eran duras no se podían comparar a lo que vendría años después. Miriam comenzó a cantar en reuniones, bodas, fiestas y soñaba con poder dedicarse profesionalmente a la música. Sabía la dificultad de llevar a cabo ese sueño en un contexto social tan agresivo, pero no podía dejar de soñar… 

En 1947 logra ganar las elecciones el Partido Nacional. Este partido estaba compuesto por afrikaners. Daniel Malan se convierte en Primer Ministro de Sudáfrica y es en 1948 cuando establece un régimen de terror hacia las personas negras. El APARTHEID había nacido con una fuerte representación legal. La discriminación era algo habitual desde hacía mucho por parte de los afrikáner, pero sus bases legales se hicieron posibles gracias a la victoria de Malan en las elecciones.

En 1949 Miriam se casa con el agente de policía James Kubay. Tuvieron una hija, la también música Sibongile Makeba cuyo nombre significa “estamos agradecidos”. No pasó mucho tiempo cuando recibió la noticia de que padecía cáncer de mama del que logró recuperarse. Pasaron dos años de esta primera lucha por su salud cuando, aquejada del maltrato por parte de su marido, se separa. Miriam se une al grupo “Manhattan Brothers” y poco después funda el grupo “Skylarks”. La mezcla de sonidos sudafricanos y jazz casaban más que bien, pero al igual que otros músicos negros de gran talento, Miriam sabía que la situación en el país era cada vez más cruda para ellxs; y ella era de las que no se callaban, cosa que al gobierno no le gustaba.

En aquellos años 50, Sophiatown, suburbio en Johannesburgo y enclave donde aún las personas no blancas podían tener propiedad, era un centro multicultural y contínua llama de creatividad que ardía gracias a los ritmos propios y al jazz que inevitablemente se dejaba oír. Pero eso se terminó, el gobierno decidió expulsar a las personas negras de esa zona para construir un sitio solo para blancos. En 1954 el Primer Ministro, Daniel Malan, deja la política tras haber ganado un año antes nuevamente las elecciones. Le sucede Johannes Sbrijdom, político que iría un paso más allá a la hora de recortar los derechos a las personas negras.  (En estos momentos la estructura administrativa racista del país estaba apoyada por EE.UU)

Desde 1950, las personas negras sin ancestros blancos y de piel más clara fueron separados de los de piel más oscura. Lo mismo ocurrió con los mestizos negros. La clasificación racial, de acuerdo a la apariencia y a la condición melanítica, suponía ir un paso más allá de la discriminación hasta entonces conocida. Los distintos grupos étnicos negros tenían prohibido ejercer la propiedad. También se les prohibió la representación política en el congreso y los distintos edificios de la administración eran territorio exclusivamente de blancos. Se les prohibió votar (ya había fuertes restricciones desde hacía décadas) e ir a las zonas en las que residían los blancos. Podemos decir que el rol que se estableció fue casi de amo-persona esclavizada. Se prohíben las relaciones sexuales y el matrimonio con personas negras (el abuso sexual a las mujeres y niñxs negras por parte de algunos blancos era mas que obvio).

Desde 1948 y durante toda la década siguiente se lograron aprobar más de 300 leyes que ‘guettificaban’, desmoralizaban, permitían el abuso y posicionaban en un estatus de semi humano a las personas negras. Se procedió a retirar la ciudadanía en su propia tierra a los negro africanxs, lo que provocó que fuesen considerados inmigrantes irregulares, y en muchas ocasiones convertirse en objeto de agresiones y violaciones que cuando se denunciaban se convertían en motivo de mayor violencia hacia ellos. Al ser separados por tonalidades muchas familias quedaron rotas. Se crearon bantustanes, unos territorios desarrollados por el gobierno para que los negros (dependiendo a qué grupo étnico y tonalidad pertenecían) se autogobernasen bajo la vigilancia del gobierno central.

Algunos lideres negros alimentaban la maquinaria de odio del gobierno central teniendo hostilidad hacia los otros grupos étnicos. Con este tipo de división se logró una violencia entre comunidades más que evidente, que es un problema que persiste hasta nuestros días. Según los Afrikáner el país era libre y justo y no se equivocaban, pues lo era para los blancos. Los artistas negros apenas tenían visibilidad y sus ritmos eran considerados de escala inferior. Si a esto le sumamos el más que obvio activismo de muchxs artistas, tenemos como resultado personas con muchas probabilidades de vivir entre rejas durante muchos años.

Mientras tanto, músicas blancas como Mimi Coertse (cantante de ópera) eran vistas como un orgullo nacional. En un clima de tanta apatía, Miriam Makeba se va del país con su pequeña y con 27 años cargados de drama, experiencia, tristeza por la situación de su país, pero con la llama con la que cantaba en Sophiatown más fuerte que nunca. Previa parada en Italia, la cantante aterrizó en Londres donde conoció al músico afroamericano de origen jamaicano Harry Belafonte.  Fue pieza clave en su carrera, pues le ayuda a viajar a EE.UU y adentrarse en la competitiva escena estadounidense. Ya en 1960 se entera de que su madre ha fallecido e intenta viajar a Sudáfrica, pero dada sus opiniones en contra del racismo estructural del país, tiene vetada la entrada. No podría volver a su país hasta varias décadas después. En ese mismo año saca su primer trabajo, homónimo. Llega a cantar en el cumpleaños de J.F. Kennedy antes de  que el presidente fuese asesinado.

Otros músicos de renombre también se fueron de Sudáfrica por su activismo antirracista, ejemplo de ello fue el que se considera uno de los padres del afrojazz Hugh Masekela que se marchó de un país racista a otro que lo disimulaba un poco mejor: EE.UU. Por su gran peso musical se convierte en el sitio de acogida de algunos músicos. Otro ejemplo fue el del multi instrumentista Dollar Brand que se convirtió al Islam una vez regresó a Sudáfrica.  Miriam makeba y Hugh se casaron en 1964 y se separaron en 1966. Con casi un disco por año y mezclando música sudafricana, soul y jazz Miriam logró empezar a ser cada vez más escuchada y reconocida.

Tal fue su éxito que en 1965 se convirtió en la primera mujer negra en recibir un premio Grammy. En 1967 sale a la luz el álbum “PATA PATA”  la canción que da título al disco, se convierte en un éxito casi de inmediato y se le empieza a conocer en varios países.

El FBI empezó a vigilar a Miriam Makeba por su matrimonio con el activista y militante de los Black Panther,  Stokely  Carmichael. Pese a que no hay información oficial al respecto, no sería de extrañar que Makeba fuese puesta en la “lista de seguridad nacional” y por lo tanto considerada terrorista. Esta lista desarrollada en 1955 servía para tener vigilados a los ciudadanos considerados un peligro para las “libertades americanas”. El activista negro Martin Luther King estuvo en esa lista casi hasta su asesinato, (paradójicamente quien le mató, no). 

La consecuencia de este hecho para Miriam fue dejar de ser tan sonada en EE.UU. Se marchó del país y eligió como destino Guinea Conakry. Su vida era la música, pero como declaró en más de una ocasión “Mi música es sobre lo que vivo” y ella venía de una sociedad acostumbrada a que las personas negras, por mucho nombre que tuviesen, tenían que estar calladas.

En 1972, año en el que se separa de Carmichael, actúa en el festival internacional ``VIÑA DEL MAR” en Chile. Y tras gritar “¡Viva la revolución chilena!”, pues simpatizaba con Salvador Allende, fue abucheada durante toda su actuación por parte del público.

A mediados de los años 70 en Sudáfrica, el gobierno quiso imponer la lengua a los distintos grupos étnicos negros, lo cual causó graves revueltas en todo el país. Makeba que siempre que podía denunciaba la situación de su país, fue posiblemente la artista que más peso tuvo a la hora de “no ser una buena ciudadana”. A finales de ese mismo año, su hija Bongi Makeba se empezó a abrir camino en la música. Sacó en 1980 su álbum “Bongi Makeba, Blow on Wind''. Para tristeza de Miriam, su hija falleció en 1985 por unas serias complicaciones en su tercer parto. Fue enterrada en Guinea Conakry. Miriam se encargaría de interpretar algunas de las canciones de su hija el resto de su vida.

En ese entonces, Sudáfrica sufría serias revueltas. El país dejó de tener apoyo de EE.UU y callaba a sus manifestantes con fuego real. Ya en 1990 y tras la liberación de Nelson Mandela en pleno desmantelamiento del régimen racista, el líder logra convencer a Miriam de regresar a Sudáfrica. Poco más de tres décadas fuera de su país no fueron suficientes para que su pueblo se olvidase de ella y tuvo una gran acogida. En 1992 interviene en “Sarafina”,  película que habla sobre el clima de protestas de los años 70 en Soweto. En este trabajo también participó Whoopie Goldberg haciendo de su hija ficticia.

Mandela que para su gira internacional utilizó una canción de Hugh Masekela, le propuso a Miriam ser parte de su gobierno cuando éste se constituyese (las personas negras pudieron votar por primera vez en muchos años en 1994 ). Agradecida, Miriam declinó la propuesta. Sus últimos años se caracterizaron por importantes reconocimientos por su lucha antirracista desde el arte y por su incansable activismo. Miriam Makeba, que soñaba con vivir de la música con libertad, tuvo que pagar un precio muy alto, pero logró convertirse en una referente. En 2008 falleció horas después de interpretar “Pata pata” en un festival contra el racismo en Italia. Se iba una de las artistas que más fuerte lucharon por la injusticia.


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“Cuántas veces somos aquella canción que recordamos…

Cuántas veces somos aquella letra de la que nos enamoramos…

El recuerdo reposa al mismo tiempo que nos mata lentamente

Somos muchos ayeres, eternamente jóvenes”

Miriam Makeba en los estudios RCA de Nueva York

(Poema del autor del texto)