Cuando se te ven las raíces

Nicole Richards

Nicole Richards

Por “Nico, la Negrita,”

Desde que yo tenía tres años, mi mamá me sentaba en la bañera, me dividía el pelo en seis cuadritos, y me ponía desrizado en el tronco de mi pelo.  Cuando fui creciendo, me llevaba al salón de mi tía, y por diez años, cada dos meses mi tía me ponía tratamientos para matar mis rizos.  Cada vez que me iba creciendo el pelo y se me veían las raíces rizadas, era tiempo de alisarme.  Cuando tenía más o menos 13 años, mi hermana—que ya estaba en la universidad—fue aprendiendo más sobre historias del colonialismo y pronto empezó a dejarse su pelo rizo.  Poco a poco ella se fue cortando sus puntas hasta dejarse su pelo completamente natural, sin químicos y sin el daño que le habían causado el calor de las secadoras de pelo y las planchas.  Pronto yo seguí sus pasos e hice lo mismo—cortándome el pelo lacio que tuve toda mi vida—y dejé mis rolos por mi peineta.

A primera vista, es fácil notar que soy distinta al resto de mi familia.  Tengo la piel más oscura y mi pelo se encoje mucho más que el de mi hermana.  Así, fue difícil dejarme el pelo natural.  Mi madre al principio no entendía y mi tía trató de convencerme de intentar otros métodos “naturales” para “suavizar” mis rizos—cada método incluía químicos para alisar mis raíces-.  No entendían lo que significaba dejarse el pelo natural ni el porqué; tampoco entendían el proceso y aunque mi hermana trató mucho de ayudarme, la realidad era que mi pelo no resultó ser tan “bueno” como el de ella.  

“Pelo bueno” y “pelo malo” llegaron a ser términos muy populares en mi casa dominicana.  Mi hermana y mi madre se pegaban pico a pico, discutiendo la noción de tener “pelo malo”.  Hablar con mi mamá y convencerla fue un proceso larguísimo mientras mi hermana y yo tratábamos de deshacer años del régimen de Trujillo en la República Dominicana y el daño que ese régimen le causó a varias generaciones de dominicanxs.  Mi madre, como muchas personas de mi familia, tenía muchas creencias negativas del hecho de ser negrx y acaso ni lo sabía.  Fue toda una lucha desmantelar el ser un dominicanx anti-negro y enseñarle a mi madre que ella venía de una familia negra, aunque se pueda notar fácilmente.  Por mucho tiempo, el ser negrx en la República Dominicana ha sido como un crimen y ser orgullosx de eso en un país tan anti-negro es casi imposible.  

En algunos de los salones dominicanos a los que iba, había profesionales que hablaban mal de mi pelo delante de mí y me rechazaban.  Mi madre andaba dándole muchísimos boches (insultos) a peluqueras y llegó un punto en el cual dejé de ir a salones y aprendí a manejar mi propio pelo.  Aprender a trabajar mi pelo fue nada menos que un proceso que continúa hoy mismo.  Yo no llevo los rizos sueltos de mi hermana; e incluso, mi pelo se encoje hasta mis orejas, aunque se estira hasta mi pecho. 

El movimiento del pelo natural

El movimiento del pelo natural empezó en las redes sociales para darle luz a los cabellos que son más rizados aunque todavía no es del todo aceptable en los principales medios de comunicación.  El pelo natural se categoriza desde el 1 hasta el 4 y usando las letras de la a hasta la c ,para describir las diferencias de los tipos de pelo.  Mientras más alto es el número, más encogidos son los rizos.  En las revistas, en la televisión y en los otros medios de comunicación que hay hoy en día no vemos suficiente representación de estos tipos de pelo más rizados y  el movimiento fue tomado por mujeres predominantemente con tipos de pelo más sueltos y  más aceptables en el mundo eurocéntrico.  Para darles una comparación, es más fácil ver a alguien en la televisión que se parezca a Shakira que a alguien que se parezca a Lupita Nyong’o o Issa Rae.

La anécdota

Un día por videollamada con mis amigas, nos estábamos maquillando y de repente, yo me solté unas trenzas que llevaba y me eteriqué (estirar) el pelo.  Rápidamente una de ellas me dijo que no me podía “tomar en serio” con mi pelo “así”, y tan rápido como ella lo dijo, ya yo estaba enganchando el teléfono.  Cuando le expliqué que lo que dijo era simplemente anti-negrx, ella no lo vio así.  Ella pensaba que como ella se define como negra, sería imposible decir algo que va en contra de su misma raza.

Hay un problema muy grave entre muchas personas que se consideran negrxs, pero no se educan lo suficiente para saber lo que está pasando en su comunidad fuera de sus propias experiencias.  En la comunidad negra—tan diversa como es—hay varios privilegios que existen bajo la base de las diferentes intersecciones dentro de una misma raza.  Uno de estos privilegios viene a través de algo tan básico—y a la vez tan único—como el pelo de una persona.  Aunque tal vez es algo que algunas personas no tengan que pensar tanto, ciertos tipos de peinado como el afro y las rastas son peinados considerados no profesionales.  No es raro que alguien diga que no puede tomar a una persona con un afro en serio con su pelo “así”, pero sí es inaceptable.  Y lamentablemente es una realidad que vive mucha gente afrodescendiente.  Además, ya se sabe muy bien que ciertos peinados son burlados y usados como disfraces para imitar a una cultura.  Los problemas alrededor del pelo natural son algo que hay que debatir, empezando por las personas dentro de las comunidades racializadas y luego empezar un debate con los demás.  Es esencial tener siempre en mente los privilegios que podemos tener cuando hablemos de estos temas. 

Escribo sobre mi pelo porque cuando me ven, es la primera cosa que notan y siempre ha sido éste el caso tanto para mí como para otras personas negras.  Donde hubo una melena con raíces muertas ahora hay un afro que cuenta la historia de muchxs que vinieron antes y muchxs que vendrán después.